En realidad ambas cosas.

Los derechos realmente se establecen en función de las necesidades del ser humano. Todo ser humano por naturaleza necesita comer, de ahí que en una sociedad civilizada se entienda que toda persona tenga derecho a poder alimentarse. Se habla del derecho a una vivienda digna, y es que evidentemente todos necesitamos un techo bajo el que cobijarnos. Del mismo modo jugar es necesario para el aprendizaje, para el desarrollo intelectual, para el equilibrio emocional a través del disfrute, y para muchas otras cosas. Por tanto debemos tener derecho a ello.

Se habla mucho de estudios realizados en relación a la conducta, el aprendizaje, dinámicas de juego y demás aspectos relacionados con la importancia del juego. Sin embargo antes de que la psicología o la sociología realizaran tales estudios, ya había gente en otras épocas que se percataron de este tema. Así por ejemplo, el historiador holandés Johan Huizinga decía en su obra Homo Ludens, publicada en 1938: «El auténtico, el puro juego es una de las principales bases de la civilización». Y si nos remontamos en la historia a unos siglos atrás, encontraremos que en 1283 el rey Alfonso X el Sabio elaboró  el primer libro recopilatorio de juegos en Europa.

De modo que jugar es importante, es necesario, tanto para niños como para adultos, por lo cual no se le debe negar a nadie el derecho a jugar. Parece bastante obvio, pero a veces es importante recordar lo evidente… por si acaso.